
Hace tiempo que leí esta bonita moraleja, en el Libro Rojo de Mao. Y la verdad es que me sorprendió y conmovió. Es interesante ver como desde un sencillo e infantil cuento popular se puede sacar, con tal maestría, una lección política tan grande.
Me encanta la asimilación del Viejo Tonto como el Partido Comunista, la del Viejo Sabio como el capitalista, la de Dios como el Pueblo y la de las montañas como la opresión de clase (capitalismo, feudalismo, imperialismo).
Muchas personas nos sentimos a veces como el Viejo Tonto. Siempre tenemos al Viejo Sabio diciéndonos lo equivocados que estamos, lo ilusos y utópicos que somos, y la inutilidad de nuestra lucha. Nosotros, el Viejo Tonto, vemos como vamos cavando y cavando y a simple vista vemos como nuestras montañas siguen igual de altas. Pero seguimos cavándolas, porque sabemos, que nuestros descendientes, las personas que tomen las azadas de la lucha cuando nosotros no estemos, seguirán cavando, hasta que un día, Dios todopoderoso, el pueblo trabajador, se conmueva de nuestra lucha y destruya para siempre las montañas, para desdicha del Viejo Sabio.
Cómo el mismísimo don Quijote de la Mancha cuando luchaba contra los dragones, yo me siento orgulloso de ser de la misma estirpe que éste y que el Viejo Tonto.
En un juego de preguntas en el que sólo se podía responder con una palabra, la hija de Karl Marx le preguntó a su padre “¿que idea tienes de la felicidad?”. La respuesta del mayor filosofo de la historia fue “LUCHA”. Construir pese a las enormes dificultades, desde la honestidad y la humildad, la alternativa. El orgullo de ser comunista.
3 comentarios:
Bonita historia. Muy bonita, si señor... Y una buena lección.
Creo que detrás de cada palabra hay un arte envidiable
Ivan, mas que correcta tú interpretación es magistral la lección teorico-practico del sentido de nuestra lucha. Dejas clarisimo que luchar no es de ilusos sino de gentes que no le es indiferente la vida. Tomar partido en la realidad por un mundo mejor es la dignidad humana.
Armando
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