15 noviembre, 2005

Sense títol

Llevo una semana leyendo el número de octubre de Mundo Obrero. Este número en concreto hay que reconocer que es bastante plomo (no diré coñazo, porque eso sería machista). Hace medio año que estoy suscrito a este periódico mensual del PCE, y este es sin duda el número más aburrido. Contiene información sobre los actos y mitines de la pasada Fiesta del PCE, y lo estropea un poco. De todos modos, me ha llamado bastante la atención un articulo de Belén Gopegui sobre los 5 presos cubanos. Es un articulo muy bello y recomiendo leerlo, ya que demuestra una gran sencillez, calidez, humanismo y sensibilidad que te hace emocionarte.
A ver si puedo acabarme este número y puedo continuar con el libro que dejé a medias, que entre el Mundo Obrero, el Nou Treball y los documentos congresuales lo tengo algo aparcado. Estoy leyendo “Los primeros hombres en la Luna”, de H. G. Wells. Este libro, por casualidad, lo compré en Cuba en una librería. Siempre me ha apasionado la ciencia ficción clásica. Me gusta mucho leer la ciencia ficción de Wells, Ray Bradbury, Arthur C. Clark, Philip K. Dick, etc... Pío Moa no escribe ciencia ficción ni lo leo.
Una buena amiga me ha dejado además “Memorias de mis putas tristes”, de Gabriel García Márquez. Estoy deseando leerlo, GGM es un gran escritor. Me emociono mucho cada vez que leo “Ojos de perro azul”. Tengo un gran problema, que es que acumulo más libros de los que soy capaz de leer. No creo que sea la única persona a la que le ocurra esto, conozco a más personas así.
Ya que este escrito de hoy, va de literatura, permitirme que os exponga a continuación uno de mis poemas favoritos, en este caso, del compañero ya desaparecido, Rafael Alberti:

Un fantasma recorre Europa...

... y las viejas familias cierran las ventanas,
afianzan las puertas,
y el padre corre a oscuras a los Bancos
y el pulso se le para en la Bolsa,
y sueña por la noche con hogueras,
con ganados ardiendo,
que en vez de trigo tiene llamas,
en vez de granos, chispas,
cajas de hierro llenas de pavesas.
¿Dónde estás?
¿Dónde estás?
Nos persiguen a tiros.
¡Oh!
Los campesinos pasan pisando nuestra sangre.
¿Qué es esto?
Cerremos,
cerremos pronto las fronteras.
Vedlo avanzar de prisa en el viento del Este,
de las estepas rojas del hambre.
Que su voz no la oigan los obreros,
que su silbido no penetre en las fábricas,
que no divisen su hoz alzada los hombres de los campos.
¡Detenedle!
Porque salta los mares
recorriendo toda la geografía,
porque se esconde en las bodegas de los barcos
y habla a los fogoneros
los saca tiznados a cubierta,
y hace que el odio y la miseria se subleven
y que se levanten las tripulaciones.
¡Cerrad,
cerrad las cárceles!
Su voz se estrellará contra los muros.
¿Qué es esto?
Pero nosotros lo seguimos,
le preguntamos por las estepas rojas de la paz y del triunfo,
lo sentamos a la mesa del campesino pobre,
presentándolo al dueño de la fábrica,
haciéndolo presidir las huelgas y manifestaciones,
hablar con los soldados y los marineros
ver en las oficinas a los pequeños empleados
y alzar el puño a gritos en los Parlamentos del oro y de la sangre.

Un fantasma recorre Europa,
el mundo.
Nosotros le llamamos camarada.

Rafael Alberti

02 noviembre, 2005

No sé nadar, pero aprenderé

Después de un fin de semana con puente bastante movidito e interesante, ayer fui al cine (que por cierto, hacía mucho que no iba) con una amiga y vi una película llamada “La vida secreta de las palabras”. Elegimos esta película por casualidad, por ir descartando muchas entre toda la basura de Hollywood y por el horario. Supongo que a todos nos ha pasado alguna vez de tener mucha ilusión en ver una película, para luego llevarnos el chasco de ver que era un bodrio. En esta ocasión, y para alegría mía, me ocurrió al revés. Creía que sería un aburrido drama ñoño, cuando en realidad se trata de un interesante film de denuncia, con contenido social. Es una película dura, como la vida misma. No crea una realidad hipócrita, falsa, ficticia, etérea e idealista de la vida, nos muestra a la vida y la sociedad tal y como es, con toda su crueldad. Denuncia la deshumanización en las guerras, la violencia en ellas contra las mujeres sobretodo. Es la historia de una mujer que ha sufrido, que ha soportado lo que los demás no podríamos soportar. Alguien que se maldice por haber sobrevivido. Y en medio de su soledad, de su triste y gris vida en la fábrica, en unas “vacaciones” conoce a un hombre herido y perdido, un hombre que ha perdido a su mejor amigo por su culpa. Y se dan cuenta que son almas gemelas. Esta es la historia de dos supervivientes. La fotografía es bellísima, la ambientación, en una plataforma petrolífera en medio del mar es perfecta. La caracterización tan humana y realista de los personajes convierten a este film, con directora catalana y a Javier Cámara en el reparto artístico, en una obra imprescindible de ver, para aquellas personas que no tienen miedo a ver el dolor de los demás, abrazan la realidad por dura que sea y están hartos de las películas de Jennifer López donde todos los personajes son de clase alta y no tienen problemas sociales (como sí los tenemos los que vemos estas películas). No le darán un Oscar, pero me emocionó poder verla.