Las tardes de lluvia se perdieron,
te marchaste
y ya no estás.
sólo me dejaste
tal y como me encontraste
en la calle Melancolía,
esquina con la avenida Filosofía.
Entre turrones, comidas familiares,
paneras navideñas y frío de cojones,
te escribo, de nuevo, una poesía,
o un intento de ella,
sin pasión, sin esperanza y sin lujuria,
te recuerdo amada antigua.
Te marchaste
tal y como llegaste,
fugaz y sin previo aviso;
y sólo dejaste en el ambiente,
tu huella para mi tristeza.
Más nunca fui buen poeta,
aquí tienes, si también me recuerdas,
mi dulce armonía.