27 abril, 2007

Trailer de Insomnio

Mis primeros pinitos como pseudo-actor:



Extraído de:
http://nandocortos.blogspot.com/

17 abril, 2007

Amores clandestinos

Edu, amigo, compañero, que no cejamos en el empeño de perdernos entre sueños ilimitados, entre quimeras inalcanzables y, sin embargo, lo absoluto no es para nosotros...

Amigo, compañero,
seguirán esos dos sueños
volando, inertes,
por el universo infinito
teñidos de tricolor,
rojo, amarillo y morado,

Qué noche la de ayer,
la de ese 14 de abril
de amores clandestinos,
subterráneos, lunáticos,
de palabras aladas
que evocan la Granada
de un Lorca eterno,
que aluden estaciones
olvidadas, abandonadas,
versos rojos que
vuelan hacia lo alto,
entre remolinos,
como vientos del pueblo.

Amigo, compañero,
que el lunático del club
no es un triunfador
sino un luchador,
apocalíptico, incansable,
que esos dos sueños,
cándidos, inmaculados,
no son para tí,
no son para mí.

Anoche no estaban, no,
y estaban aquí, aquí,
como la Luna llena
siempre bien redonda,
aunque no la veamos.

Dos sueños,
cándidos, inmaculados,
por ellos, a través de ellos
todo cobra sentido,
y la nada no es nada,
todo ya es poco
y mucho no es nada.

09 abril, 2007

Manifiesto contra los paraguas...

Sinceramente, nunca comprendí el miedo de la gente a mojarse. Nos enseñan de pequeños que el agua es la fuente de la vida, es decir, que un 80% de nuestro organismo está formado por agua, que la vida surgió gracias al agua y que, además, hemos de ducharnos cada día (así podremos ir bien limpitos a la escuela, oleremos bien, no tendremos piojos y no nos secuestrará esa versión antigua del pederasta, el hombre del saco). Me viene ahora a la memoria, que de bien pequeñito, debido a la influencia religiosa que tenía entonces, yo solía decir que llovía porque Dios estaba triste, y que las gotas de agua que caían eran sus lágrimas.

Siempre me fascinó la lluvia. Me pasaba horas frente a cualquier ventana viendo llover. El sonido de la lluvia es un tentativo canto de sirenas. ¿Hay en el mundo alguna música que sea tan relajante o que nos permita abandonar por un instante el loco, frío y estresante mundo moderno para redescubrir nuestra naturaleza, nuestra humanidad y sentimientos?

Al menos para mi es así. Haciendo memoria descubro que mis mejores textos, mis más bellas cartas y mis más sentidos poemas los he escrito mientras veía o escuchaba llover. Estos días de lluvia me están haciendo reflexionar bastante sobre todo esto. Recordé lo libre que se siente uno cuando se ha olvidado de coger un paraguas, y con toda la tranquilidad del mundo, camina sosegadamente por su ciudad mientras cae un pequeño diluvio y termina empapado de la cabeza a los pies. Quiero huir de convencionalismos, quiero ser un loco. Sí, un loco que boicotee los paraguas, un loco que se moje.

Por ejemplo, la otra noche volvía a casa bastante tarde. Había estado lloviendo todo el día, pero en ese instante no lo hacía. Después de dejar el coche en el párquing me dirigía a mi casa, pisando la calle mojada, con el paraguas cerrado en la mano. Levanté la vista y me fijé en el parque, en la plaza, que hay delante de mi casa. Estaba vacía. Esa plaza que durante el día está arrebatada de gente y de niños jugando, por la noche, se quedaba sola e iluminada por las farolas. La fuente seguía brillando y bombeando agua, había bastantes charcos y la tierra estaba algo embarrizada y los columpios estaban, obvia y tétricamente, inmóviles.

Cuando me quise dar cuenta ya estaba en medio de la plaza. Miré hacia arriba. A pesar de que el cielo estaba bastante nublado, en ocasiones se dejaba ver la luna, que estaba casi llena. Miré hacia abajo. Tenía en frente un charco que reflejaba la luz de una de las farolas. Miré a mi paraguas, y me di cuenta, en aquel preciso instante, en medio de aquella plaza mojada y solitaria, sufriendo el aire frío y cortante, de que soy un hombre perdido.