26 noviembre, 2006

Reconstruyendo a ... Politzer


Vivimos tiempos difíciles para los que analizamos el mundo desde una concepción racional y crítica. El neoliberalismo, con las clases sociales que lo defienden y los poderes fácticos que lo sustentan, ha sabido impregnar su ideología hasta el último rincón de este mundo, hasta el punto de prácticamente hacer desaparecer a su peor enemigo: el marxismo, y su método filosófico de análisis de la realidad, el materialismo dialéctico. A pesar de ello, sí que es cierto que aunque no nos demos cuenta el marxismo ha influenciado en nuestra cultura actual, como por ejemplo, en la forma en la que se estudia la historia (hoy los estudiantes no han de aprenderse de memoria la lista de los Reyes Godos, sino entender los procesos y cambios históricos).
Se ha sustituido en la sociedad de consumo en la que vivimos, el rico debate entre los ciudadanos, la participación social de los mismos, unos intelectuales comprometidos, por el análisis sensacionalista de la historia y el periodismo, un mundo de la cultura ignorante, unos medios de comunicación que vomitan todos exactamente la misma ideología y las mismas barbaridades, una educación cada vez más elitista y menos crítica y unas editoriales que venden como churros los libros del infame Pío Moa. Hemos de reclamar el debate y la participación ciudadana, no en el plano del pluralismo tolerante postmoderno, sino en el plano de la lucha ideológica a muerte contra el pensamiento único, contra el no-pensar acrítico.
En este proceso, aprovechando la caída del socialismo en los países de la Europa del Este, los medios oficiales han vertido sobre los comunistas todo su armamento ideológico pesado, sus armas de destrucción del pensamiento. Los comunistas, que habíamos luchado contra todas las injusticias, con todo el sacrificio que ha supuesto el padecer torturas, muerte, sangre y lágrimas, que habíamos vencido al nazismo, que habíamos eliminado para millones de personas el hambre y la miseria, devolviéndoles la dignidad, ahora hemos pasado a ser los asesinos, los dictadores, seres igual de sanguinarios que los nazis, los constructores de gulags, los que eliminaban la libertad individual, los Estados totalitarios que controlaban a sus ciudadanos, etc... Se nos ha vuelto a demonizar (1), y han eliminado a Marx y a prácticamente todos los autores marxistas en el Bachillerato y en la Universidad. Y en las pocas ocasiones en las que se enseña el marxismo se hace de una forma relativista, reduciendo a Marx a visiones economicistas o sociologistas.
¿A que es debido tamaño crimen académico e intelectual? Sin entrar a debatir sobre los posibles errores que se pudieron cometer en los países del llamado “socialismo real” (2), considero que el marxismo, el leninismo, el materialismo dialéctico y el materialismo histórico siguen siendo herramientas esenciales para un pensamiento emancipatorio y revolucionario, un pensamiento, un método de análisis de la realidad que no permite la escisión entre teoría y práctica. Un pensamiento, y por lo tanto un método de análisis teórico y una práctica activa coherente, que ayude a construir ese otro mundo posible y necesario, que ayude a la lucha en todos los niveles contra la explotación, las injusticias y desigualdades, y por una nueva sociedad digna, igualitaria y justa, que ya en América Latina llaman “el socialismo del siglo XXI”. Por ello han satanizado o eliminado de los libros de texto al marxismo, sus autores y sus experiencias. Por ello es necesario, hoy, desde la actualidad, desde las dificultades que tenemos para organizar la izquierda en Europa, reencontrarnos con el marxismo. Rescatar el marxismo del baúl en el cuál estaba encerrado, reconstruir un movimiento que pueda hacerle frente a las injusticias que el capitalismo nos tiene acostumbrados.
Uno de los pensadores que nos conviene rescatar es el filósofo húngaro Georges Politzer (1903-1942).
Tras abandonar su país en 1919 tras el fracaso de una insurrección comunista, y de pasar por Viena (allí tendrá la ocasión de conocer a Freud y estudiar la teoría psicoanalítica), acaba instalándose definitivamente en Francia en 1921. Allí estudia Filosofía en la Universidad, y rápidamente empezará a ejercer de profesor en varios centros.
Participa activamente en la vida intelectual y militante. Publica la Crítica de los fundamentos de la psicología, influenciando con ello a muchos psicoanalistas, entre ellos a Lacan.
A principios de los años 30 colabora en la creación de la Universidad Obrera de París (centro creado con la participación del Partido Comunista Francés en el cual se daba la posibilidad de estudiar a miles de trabajadores), en la cuál impartirá como profesor cursos de filosofía marxista, de materialismo dialéctico.
Actualmente podemos disfrutar de esos cursos que impartió Georges Politzer con la recopilación de apuntes que hicieron algunos de sus alumnos, bajo el título de Principios elementales y fundamentales de filosofía, publicados en nuestro país por la editorial Akal.
Dicho libro, el cuál aconsejo a todo el mundo que lo lea, sorprenderá por su brevedad y por la forma tan clara, concisa y didáctica de expresarse. Sin caer en métodos escolásticos, el libro nos enseña de forma sencilla (pero profunda) en que se basa la filosofía marxista. Nos sintetiza en que se basa la filosofía, y cuales son los principales problemas filosóficos que el ser humano lleva siglos intentando resolver.
Explica las diferencias entre dos concepciones distintas de comprender el mundo: el idealismo y el materialismo. Los idealistas (como por ejemplo, el Obispo Berkeley) afirman que son las Ideas (espíritu, alma, Dios...) las que crean el mundo, la materia, y que por tanto, no existe el mundo fuera de nuestro pensamiento. En cambio, los materialistas afirmamos que es la materia, la realidad física, la que crea las ideas, el pensamiento (los humanos pensamos porque tenemos cerebro, por ejemplo). Politzer defiende que es el materialismo el que tiene la razón, ya que se basa en razonamientos científicos y no en religiosos.
También nos advierte de que no existe una “tercera filosofía”, ya que el agnosticismo le hace el juego al idealismo, ya que como decía Lenin “Rascad al agnóstico y tendréis al idealista”. Curiosamente Engels decía que un agnóstico es un “materialista vergonzante” por su ambigüedad.
Seguidamente el libro analiza más detalladamente el materialismo filosófico, el concepto de materia, la actitud que deben tomar los materialistas y repasa la historia del materialismo. Recalca la importancia de la unión de la teoría y la práctica porque “para ser un verdadero partidario del materialismo consecuente; hay que serlo: en el dominio del pensamiento y en el dominio de la acción”. Idea que nos recuerda a la clásica frase de Marx, “hasta ahora los filósofos se han encargado de interpretar al mundo, llegó la hora de cambiarlo”. Acierta en la “crítica” al materialismo premarxista, por ser excesivamente mecanicista.
Politzer nos enseña que estamos demasiado acostumbrados a analizar el mundo desde una perspectiva metafísica, es decir, analizar los sucesos sin tener en cuenta los cambios, aislando las cosas unas de otras negando que todo está relacionado, creando divisiones eternas e infranqueables (o sea, clasificándolo todo) y oponiendo los contrarios (rechazando categóricamente la contradicción). El análisis y la actitud marxista son totalmente diferentes. Por ello, buena parte del libro está dedicado al estudio de la dialéctica y sus leyes: El cambio, la acción recíproca, la contradicción y la transformación de cantidad en calidad.
Cabe destacar el estudio que se realiza sobre el materialismo histórico, la forma marxista de interpretar la historia y sus procesos; explicando que significa aquello de que “el ser social determina la conciencia social”, la importancia de las condiciones de existencia, la lucha de clases como motor de la historia, de dónde proceden las clases sociales y las condiciones económicas, las divisiones del trabajo, los modos de producción, etc...
Finalmente destaco su capítulo dedicado a la aplicación del método dialéctico a las ideologías, haciendo prevalecer la importancia de la lucha ideológica, aconsejando estudiar el marxismo para “guiar la contraofensiva para la destrucción de la ideología burguesa en la conciencia de los trabajadores”.
Como he dicho, un libro lleno de ejemplos y explicaciones sencillas, e imprescindible. Como dice el autor, se cree generalmente, por interés de la burguesía, que el estudio de la filosofía es una cosa llena de dificultades, pero gracias a personas como Politzer descubrimos la enorme importancia del estudio de la filosofía y de lo bello e interesante que puede ser hacerlo. Un libro pensado para personas que creemos que la filosofía es algo más que charlatanes como Fernando Savater.
Georges Politzer por ser miembro de la dirección del Partido Comunista Francés fue arrestado, torturado y fusilado en 1942 por las tropas nazis. Hoy, con este artículo, intento reconstruir su memoria, su lucha, su ideario: nuestra memoria, nuestra lucha y nuestro ideario.




(1) ¿No os recuerda al “fantasma que recorre Europa” al inicio del Manifiesto Comunista? Casi 200 años después seguimos siendo ese fantasma al que todos temen y odian...
(2) El estudio de las causas internas y externas que provocaron la caída de la URSS necesitaría de un análisis más profundo y detallado, que no es objeto de este modesto artículo. Para quién esté interesado en el tema les remito al libro de Antonio Fernández Ortiz, “Chechenia versus Rusia”, publicado por El Viejo Topo.



Bibliografía:

http://www.scb-icf.net/nodus/148Politzer.htm

“Principios elementales y fundamentales de filosofía”
Georges Politzer
Ediciones Akal
Madrid, 2004
También en Internet: http://unicornio.freens.org/profpcm-aux/Marxismo/Filosofia/GeorgesPolitzerPrincipiosElementalesFilosofia.pdf