
Con frecuencia me pierdo por las calles coloniales y me canso de subir montañas.
En ocasiones torrentes de agua caen sobre mí, y cuando levanto la vista, casi te veo, mientras miro un firmamento cargado de estrellas.
A menudo me empapo de sudor (asuntos del bochorno), te busco en una multitud de libros viejos y casi te encuentro cada vez que tomo un autobús.
De vez en cuando visito museos de historia que emanan lucha; y me acerco con respeto a mausoleos que me provocan respeto y admiración.
A veces me encuentro con viejos amigos, otras veces pierdo la oportunidad de cruzarme con bellas personas, pero, a pesar de todo, a veces gano jugando al ajedrez.
Y cada noche, al bajar mis cansados y tristes párpados, me pierdo, me atrapas, en tus ojos, claros, que emanan fuerza, calor, dulzura; en tu sonrisa que fluye como el agua de una fuente ante el moribundo del desierto, tan llena de vida; y en tu corazón, que es tuyo, ejemplo de bondad, firmeza y humanidad. Tan lejana y tan presente que miedo me da dormir otra noche, que miedo me da desear no despertar y dejar de soñarte.
--------------------------------------------------------------------------------------------
Una noche de escasa Luna bebo, y me doy cuenta de lo pequeña y fría que es mi cama, y lo sólo que estoy en ella.
Cañonazos de recuerdos, bellos atardeceres
y una fortaleza.
Mientras la Luna se esconde tras la maleza,
unos músicos cantan viejas y olvidadas canciones
y en un aeropuerto se eterniza la espera.
Siendo ateo
rezo a la diosa Fortuna
para que un reo
no pase hambruna
porque deseo
que posea ternura
de una, creo,
mujer, una.
3 comentarios:
Ivan, que lindo homenaje has hecho a la isla en la que vivo, poeta. Un abrazo.
Zenia
http://imaginados.blogia.com
oh¡
si no lloro es porque ya no recuerdo muy bien como se hacía, pero me has emocionado.
Muy bonito.
Clandestino, alza la bandera del amor, ella te marcará el camino.
Un abrazo.
Publicar un comentario